martes, 29 de marzo de 2011

Las redes sociales pueden causar depresión

Por: Lindsey Tanner|Fuente: AP vía esmas.com

A los daños potenciales vinculados con las redes sociales habría que agregar la "depresión debida a Facebook", advirtió un importante grupo medico estadounidense, que asegura que puede afectar a los adolescentes obsesionados con el cibersitio y que tienen algún tipo de alteración.




Los expertos difieren en cuanto a si el problema se trata de una variante de la depresión que aqueja a algunos adolescentes en otras circunstancias o si se trata de una condición distinta relacionada a la utilización del sitio.

Sin embargo, existen aspectos únicos de Facebook que podrían convertirlo en un ambiente de socialización particularmente difícil de transitar para adolescentes con problemas de autoestima, dijo la doctora Gwenn O'Keeffe, pediatra de la zona de Boston.

O'Keeffe es la principal autora de las nuevas orientaciones para las redes de socialización que emitió la Academia de Pediatría de Estados Unidos.

Las páginas de Facebook pueden hacer que los chicos se sientan incluso peor si éstos creen que no están a al altura de sus amigos debido al número de visitas, mensajes actualizados y fotos de personas felices que la están pasando muy bien.

Podría ser más doloroso que sentarse solo en una cafetería llena de personas en una escuela o que otros encuentros de la vida real que pueden hacer sentir mal a los adolescentes, dijo O'Keeffe, debido a que Facebook provee una visión distorsionada de lo que en verdad está ocurriendo.

En Internet, no hay manera de ver las expresiones faciales ni leer el lenguaje corporal que provee contexto.

Las orientaciones solicitan a los pediatras que alienten a los padres al diálogo con sus hijos adolescentes sobre el uso de Internet y que les adviertan sobre la depresión que puede causar Facebook, además de la existencia de la llamada ciberintimidación, los mensajes de contenido sexual y otros peligros de Internet. Estas orientaciones fueron publicadas en la red por la publicación Pediatrics.

La estudiante de segundo año de secundaria en Chicago, Abby Abolt, de 16 años, es una usuaria frecuente de Facebook. Ella afirma que Facebook jamás le ha causado depresión aunque comprende que puede afectar a algunos chicos.

"Si alguien no tiene tantos amigos como otros y no hace demasiado con su vida, y conoce los mensajes o fotos de otros, y sabe que como otros la han pasado con sus amigos, entiendo que se sientan mal", agregó.

"Es como si se tratara de un gran concurso de popularidad: a ver quién recibe la mayor parte de solicitud de amigos o ver quién logra la mayor difusión de fotografías", apuntó.

También es común entre algunos adolescentes publicar mensajes desagradables o críticos en Facebook de las personas que no les simpatizan, dijo Gaby Navarro, de 18 años, de último año de secundaria en Greyslake, Illinois.

Navarro dijo que eso les ha ocurrido a sus amigos y entiende que la situación pueda deprimir a los adolescentes.

"Los padres deben saber definitivamente sobre estas prácticas", dijo Navarro. "Es bueno aumentar la alerta en este aspecto".

Según las orientaciones de la academia, el hostigamiento por Internet "puede tener resultados psicológicos profundos", entre ellos el suicidio.

El año pasado fue muy difundido por la prensa el suicidio de una adolescente de Massachusetts de 15 años que sufría intimidación y hostigamiento en persona y en Facebook.

La doctora Megan Moreno, de la Universidad de Wisconsin y especialista en Medicina para adolescentes, dijo que la utilización de Facebook puede mejorar la percepción de la conexión social entre los jóvenes equilibrados y tener el efecto contrario entre aquellos propensos a la depresión.

Los padres deben desechar la idea de que la utilización de Facebook "infectará de alguna manera con depresión a sus hijos", aseguró Moreno.

miércoles, 23 de marzo de 2011

¿Por qué los jóvenes son tan distraídos?


Pierden una chaqueta. Se olvidan un bolso. En el caso de Justin Bieber, se apareció en la alfombra roja de los Grammy con la bragueta abierta. ¿Qué le pasa a los adolescentes, que viven como en una nebulosa?

Los padres de adolescentes a veces sienten como que han vuelto a la época del jardín de niños, con la excepción de que los inconvenientes pueden ser más serios y las cosas perdidas u olvidos más caros. Para colmo, sus modales en la mesa son horribles, a muchos no les gusta bañarse o usar desodorante, y se olvidan de limpiarse los dientes.

Si bien nadie puede decir que Bieber, con sus 16 años, no tenga una presentación impecable, en los Grammy experimentó un episodio típico de un adolescente distraído al posar para fotos con su smoking blanco... y la bragueta abierta.

No se vio nada, pero fue uno de esos momentos que hacen que un padre se pregunte: "¿Por qué será que mi hijo vive en otro planeta? ¿Cuándo regresará a la Tierra?". Probablemente se demore un poco.

La mayoría de los científicos pensaban que el cerebro humano se había desarrollado totalmente para los 12 años. Pero investigaciones con tecnología más avanzada hacen pensar ahora que la coordinación de ciertas funciones no se ha desarrollado totalmente hasta pasados los 20 años, según Lawrence Steinberg, profesor de psicología de la Temple University. "No es que los adolescentes sean olvidadizos", explicó. "Lo más probable es que estén más pendientes que los adultos de las recompensas inmediatas y son mucho menos proclives a planificar y pensar en el futuro. El futuro puede ser una hora más tarde".

Steinberg está acostumbrado a hablar con padres ya que es el autor del libro "Tú y tu adolescente: La guía esencial de los 10 a los 25 años" (You and Your Adolescent: The Essential Guide for Ages 10-25). Aimee Stern, de Silver Spring, Maryland, sufre con una hija de 11 años y un varón de 15. "Perdieron varios teléfonos celulares, llaves y abrigos", afirmó.
Stern, quien está escribiendo un libro sobre el consumo de alcohol por parte de los adolescentes, dice que se sintió "aliviada" cuando descubrió que "no estaba loca y que los olvidos de mis hijos son parte del desarrollo del cerebro".

Esa especie de nebulosa mental se hace sentir también en la casa de Marc Pitman en Waterville, Maine. Pitman se conforma con una sola cosa: que su hijo de 11 años cierre la puerta de su habitación. "Va a cerrar la puerta, camino a la habitación se olvida y vuelve a la sala de estar sin haberla cerrado".

Otro deseo sería "que use los cubiertos en la mesa, no las manos". Pitman dice que repite hasta el hartazgo las recomendaciones más básicas. Shelly Walker adopta otro enfoque. Está cansada de pagar por cosas que pierde su hija de 11 años. "En una semana perdió una zapatilla y su iPod touch en la escuela. Ella conoce el valor del dinero". Sally Treadwell, de Boone, Carolina del Norte, tiene dos hijas, de 17 y 14 años. Igual que Walker, ya no paga por las cosas que sus hijas pierden o rompen. Pero no atribuye estos incidentes al cerebro. "La noción de que los adolescentes no pueden conservar las cosas porque sus cerebros están en desarrollo es un concepto muy moderno", expresó. "En mi familia éramos cinco. No teníamos mucho dinero y cuidábamos las cosas. Parte del proceso de crecimiento es aprender a ser responsable. El mundo no es desechable".